Aprovechando la reciente inauguración de la nueva fábrica de cerveza Domus en el Polígono Industrial de Toledo, rescato del fondo de un cajón olvidado esta crónica de la visita que hice a la primera Brewery en el barrio de Santa Bárbara. ¡Suerte con la nueva andadura!:
DOMINUS DOMUS:
Lunes, 28 de diciembre de 2009, día de los inocentes. Por
la mañana fui a trabajar y por la tarde Justo presentó un plan insólito:
- ¿Os apetece visitar la fábrica de cerveza
Domus y luego tomar sus variedades en mi casa?.
No era ninguna inocentada, así que ante tan apetecible invitación
no pude negarme. Tampoco Carlos, Alberto, ni siquiera Edu y Chema, que dadas
las fechas navideñas pudieron apuntarse a la iniciativa, a pesar de ser al principio
de la semana laboral. Incluso Casto (dueño del mítico Aljibe) y su mujer, a los
que hacía mucho que no veíamos, se añadieron a la comitiva.
Creo que fue sobre las seis de la tarde cuando nos dimos
cita en la calle Puerto 48 del barrio
de Santa Bárbara. La fábrica de cerveza Domus lleva funcionando alrededor de un
año; nacida en tiempos de crisis y puesta en marcha por un profesor de químicas
de instituto, siempre aficionado al rubio elixir. De nombre Fernando, se arriesgó
a poner en marcha un proyecto un poco de locos, como era crear la primera
cerveza autóctona de Toledo. (Actualmente, diciembre de 2012, existen en la
provincia nombres como Sagra o Burro de Sancho, pero en 2008 había que ser muy emprendedor para aventurarse en el
mundo de la birra en la ciudad imperial).
Llevaba tiempo oyendo hablar de la Domus, pero aun no había
tenido ocasión de probarla hasta el día de hoy.
Fernando es un tipo joven, con solo algún año más que
nosotros, simpático y con ganas de transmitir esa afición por la cerveza.
El recinto que le sirve de guarida no es muy grande, ocupa
algo menos de 120 metros cuadrados, pero está muy bien aprovechado y hay mucho
que ver. En poco espacio se aglomera una fábrica artesanal, con todas las
letras de la palabra. Mientras el dueño nos explica, vamos siendo partícipes
del proceso de creación-nacimiento del jugo de cebada que tanto nos hace
disfrutar en la vida: la disposición del grano en las tolvas, la mezcla con la
levadura y el agua, el tiempo de fermentación, la temperatura, etc. Incluso el
lavado y esterilización de las botellas, el etiquetado y demás pormenores
necesarios para su comercialización. Algunas tareas como la reutilización de
las botellas, cierre con chapa y pegado de etiqueta son manuales, una a una, aunque
algunos inventos ingeniosos (como la herramienta para lavar seis envases a la
vez) les hace ganar tiempo.
Fernando también nos da información sobre los distintos
problemas que hubo de solventar sobre la marcha, como los vidrios a usar en el
embotellado y su grosor para evitar explosiones; la evacuación de gases tóxicos,
las medidas para reducir el ruido y la contaminación que pudieran afectar a los
vecinos, etc. Especialmente graciosas fueron la anécdotas sobre los
experimentos acaecidos en su domicilio antes de poner en marcha la fábrica:
pruebas variadas, explosiones y demás sirvieron para elogiar la paciencia de su
esposa, que más de una vez llegó a casa y la encontró llena de humo.
Fernando lleva de vez en cuando a sus alumnos a la fábrica
para lecciones prácticas de química. Los chicos se dan cuenta de que las fórmulas
que les enseña, ¡oh, sorpresa!, ¡sirven para algo!, jejeje.
Justo le pregunta por la Barleys, aquella cerveza que
servían en el local de Buenavista durante un tiempo y que nos gustaba bastante.
Parece ser que era él quien la proporcionaba, eso sí, aún sin las instalaciones
actuales, con menos medios y todavía en fase de experimentación. De ahí que el
sabor de algunas remesas fuera muy diferente al de otras.
Al terminar la ronda por el local, hubo una segunda vuelta
con los visitantes rezagados, entre los que se incluía Carlos, mientras los
demás degustábamos la Domus Regia y hacíamos cábalas del género a comprar.
Puede que en un futuro la Domus crezca y deje de ser tan
artesanal, se amplíen las instalaciones, actualicen la tecnología a usar,
mecanicen el 100% del proyecto y pase lo de siempre: a mayor cantidad de
producto, menor calidad. Mientras eso no ocurra, habrá que poner en práctica
eso de Carpe Diem.
Esa tarde seguimos la degustación en casa de Justo donde añadimos
a la cata la variedad llamada Domus Summa.
Opinión personal:
-
Domus Regia: 4’3 % de alcohol. No sirve como caña
convencional, ni como cerveza bien fría para quitar la sed. Es una bebida para
tomas reposadas, para disfrutar de sus matices en tragos cortos y duraderos. La
aconsejaría incluso para comer. La veo con salida en un mercado saturado de
cervezas pilsen y lager muy parecidas. Domus Regia marca la diferencia frente a
lo convencional, a lo que nos suena o, mejor dicho, a lo que nos “sabe de
algo”.
-
Domus Summa: 7’2 % de alcohol. Sabor intenso y
duradero. Muy rica, pero quizá más usual, pues me recuerda a otras birras
alemanas y belgas similares. Eso sí, gana con los tragos y el fuerte sabor del
principio se hace más agradable después.
Por fin encontré algo en lo que gastar mi dinero de forma
responsable: beber cerveza siempre fue un hobby, un vicio y una necesidad, pero
es que además, ayudo a que una pyme avance en el difícil mercado actual.
También pongo mi granito de arena para mejorar la economía toledana y ayudar a
que el sector empresarial del país salga adelante. ¡Todo ventajas!, ¿alguien se
apunta?.