jueves, 26 de enero de 2012

DEL SALUDO HORIZONTAL AL ABRAZO VERTICAL (Pasando por el choque de manos)

   Al principio no existen amigos, sino colegas, gente con la que te tomas algo, sales de bares y compartes diversiones. Suelen conocerse en el colegio, instituto, universidad o en noches de marcha. Con los años y en función de si estamos ante amigo, colega o conocido, cambiarán las formas de cortesía hacia ellos.
   El saludo difiere en función de la edad y la confianza. En un primer momento es un choque de manos como si fuera a echarse un pulso. A quien ofrece la mano en posición horizontal, con formalidad, se le tacha de serio, a no ser que se ejecute el movimiento frente a personas de mayor rango o jerarquía. También es válido si realizamos el ofrecimiento en dos actos: mano horizontal, e inmediatamente y sin soltar a nuestro protagonista, giro y posición de pulso.
   Más adelante, el choque o apretón es más firme y duradero, incluso puede ir acompañado de un golpecito leve en el hombro, en la espalda o en el resto del brazo.
   Cuando posteriormente se llega al abrazo, ahí el vínculo ya es férreo y no es fácil de romper. Denota, no solo experiencias felices compartidas, sino también tiempo y vivencias de todo tipo, incluso dolorosas.
   Siempre me gustó la escena de la película Grease en la que Kenickie (Jeff Conaway) y Danny (John Travolta) se abrazan antes de la carrera de coches. Como había que cumplir con los cánones e imagen de su pandilla, reaccionan rápidamente peinándose el tupé y restando importancia al hecho. Faltaría más ¡eran rockers!.


   Hubo un tiempo en que abrazar a un colega era signo de rubor; ni se pasaba por la cabeza salvo en casos graves familiares o de salud. Pero con cierta madurez se agradecen actos de fraternidad tan estimulantes.
   Pasar del abrazo al saludo formal es signo de tristeza, pues marca una ruptura, un cambio profundo en la relación, quizá inamovible, aunque al menos quede una señal de cordialidad y no se llegue a retirar el saludo.
   Mientras unas amistades se diluyen, o se hunden sin más, a pesar de las décadas compartidas, otras se renuevan, reafirman o maceran: como el buen licor, pasando de la garrafa o pitarra, a la barrica de roble. Quizá aquello de “darse un tiempo” tan usado para algunas parejas, pudiera aplicarse también a los camaradas. Con años de por medio, puede que las viejas rencillas, rencores o disputas absurdas, queden maquilladas y dos viejos colegas puedan volver a mirarse a la cara sin ver los recuerdos que les alejan, sino aquellas semejanzas que les unieron.

Para Kike (amistad de garrafa a barrica) y Yoxean (siempre gran reserva). También para un colega perdido de cuyo nombre no quiero acordarme...

4 comentarios:

  1. Como siempre y sin defraudar, me has tocado en el alma. Un abrazo

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  2. DE SALUDO HORIZONTAL AL ABRAZO HORIZONTAL...PERO DESPUES DE TANTOS AÑOS SI FUERAS HEMBRA TE PETABA EL OJAL!!
    GRANDE LUISMIWEIN!

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    1. Jajaja, tus versos son siempre reconocibles, algo que no pueden decir todos!

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