miércoles, 13 de septiembre de 2017

UNA DE SAL Y OTRA DE CANELA: La Frontera y Los Suaves

   Hoy voy a hablar de unos libros que versan sobre dos de mis bandas favoritas de todos los tiempos. La de sal (decepción) me la ha dado LA FRONTERA, y la de canela (sorpresa) ha sido gracias a LOS SUAVES.

 

LA FRONTERA: Palabras de Fuego


Autor: Sergui Guillén Barrantes
Editorial: Quarentena Ediciones
Año: 2014
Valoración: 5/10
Temática: Musical



   El periodista y seguidor de La Frontera, Sergui Guillén, refleja en este trabajo el contenido de varias charlas sucesivas con el líder y fundador Javier Andreu.
   Esta obra se queda escasa, muy, muy escasa para un grupo que tiene más de treinta años de andadura. Más bien parece una entrevista larga que las memorias completas de una banda mítica. Hubiera preferido el relato de alguien ajeno (o no) a La Frontera, pero que contara toda la historia detallada, o interviús a todos los miembros que han pasado por el conjunto, haciendo hincapié por supuesto en Toni Marmota y Javier Andreu, además de preguntar a coetáneos de la época, pasados y presentes, productores, amigos, etc.
   En la página 13 parece que el autor me da la razón, ya que reconoce que de manera improvisada, una charla se convirtió en varias quedadas para completar un libro.
   Faltan anécdotas, sobretodo con la cantidad de personajes que se han cruzado en la vida de Javier (Santiago Auserón, Loquillo, Nacho García Vega, Calamaro, Coque Malla, Mariskal Romero, etc.) a los que apenas les dedica unas palabras por encima.
   Igual ocurre con el resto de componentes que han pasado por las filas de la banda, muchos de los cuales son mencionados de pasada. Ni siquiera queda clara la salida de Quino Maqueda. No digo que haya que sacar los trapos sucios (aunque eso siempre da mucho morbo y garantiza promoción y ventas), pero qué menos que detallar momentos clave en la historia de La Frontera.
   Cuando Javier empieza a contar cosas interesantes, acaba el capítulo o cambian de tema.
   Siendo honesto, unas charlas con Javier, aunque sean sólo con él y breves, aportan anécdotas y curiosidades que merecen mucho la pena, aunque el resultado final pudiera haber sido épico. Me gustan mucho las aventuras que viven en los estudios de Ibiza grabando disco, usando túneles que tienen un reberb natural (algo que nunca había imaginado) o explicando la importancia de un corte en los acetatos para fabricar los vinilos, ya que según fuera más o menos grueso, influía en los sonidos graves y agudos.
   Por lo menos el título no engaña a nadie, dejando bien claro que nos encontraremos con “conversaciones con Javier Andreu”.
   En fin, estamos ante una crónica de un grupo de rock’n’roll vaquero, único y original en nuestro país, que se queda muy corta y nunca llega a despegar. Creo que este volumen no hace justicia a la obra de una banda tan destacada del panorama patrio.


 

LOS SUAVES: Mi Casa es el Rock’N’Roll


Autor: Javier Domínguez Álvarez
Editorial: Extramuros / CGA
Año: 2014
Valoración: 8’5/10
Temática: Musical



   La canela nos la da Javier Domínguez Álvarez con un libro sobre Los Suaves que tiene una presentación estupenda, muy cuidada, con hojas grandes, un buen montón de imágenes de calidad en papel de fotografía, memorabilia, recortes de prensa, púas, entradas de conciertos, etc. El responsable de esto en gran medida es el ilustrador Adrián Morgade Valcárcel. La pega es que ¡pesa un huevo!. A los que nos gusta leer en la cama boca-arriba se hace complicado sujetar este tomo sin que los brazos cedan.
   El autor es el hermano de los componentes Yosi y Charli, que fue fundador y batería de la banda. Esto conlleva ventajas e inconvenientes. Que sea alguien tan cercano quien relata la historia de este gran grupo quita credibilidad a lo contado, ya que califica cada disco y cada concierto como espectacular, memorable o insuperable. Pero por otro lado, narra como espectador privilegiado lo que ha vivido estos años desde primera y segunda fila, sin pasar por alto algunos problemas serios como los vicios de Yosi o su falta de profesionalidad al dar conciertos en un estado lamentable, dificultades por otra parte obvias, muy complicadas de ocultar.
   Me gusta que el responsable de esta obra sea sincero y hable sin tapujos de temas tan delicados o que reconozca que a muchas canciones les sobran solos o minutaje, estirándose hasta el sopor. Por ejemplo, una de las que se hace más difícil de escuchar es “La Noche se Muere” de 19 minutos de duración, de los cuales 16 son solos de guitarra. La idea era premiar con este instrumento a quién reconociera el orden en el que grabaron los “hachas” invitados. Queda bien claro que es prácticamente imposible identificar de quién es cada intervención, ya que los músicos se picaron y antepusieron la rapidez a la personalidad y estilo. Hoy en día, apenas soy capaz de distinguir cuando toca Jero o Manuel Arias.
   Sin embargo, hay momentos en los que el autor se contradice, por ejemplo, en este párrafo menciona que “se consumían todo tipo de sustancias… se bebía de forma bastante adulta en las circunstancias más normales, es decir, sin trabajo de por medio u otra responsabilidad seria”. Pero desde que la banda empieza tocar, queda claro que Charli está casado, con cuatro hijos y trabaja en una tienda por el día y en la radio por la noche. Yosi también tiene mujer, hijo y curra de funcionario, así que me resulta sorprendente que todo esto no se consideren “responsabilidades serias”. También es  curioso que se hable sin reservas de las chicas que se levantaban entre hermanos y las broncas que tenían por ello, estando casados, como ya he dicho.
   Otro punto positivo es que el libro desgrana la historia al completo del grupo, desde los inicios hasta el disco “Adiós, Adiós” contando una buena cantidad de detalles y anécdotas interesantes. Destacaría por divertida cuando coincidieron en el mismo estudio con unas monjas grabando música coral, que se interesaron por las guitarras eléctricas y se llevaron camisetas del gato puestas debajo del hábito. Y por emotiva, cuando se encuentran en un tren con la madre del protagonista de la canción “Ourense-Bosnia”, quedando Yosi muy impactado por esta escena en la que se mezcla el sentimiento de la madre que pierde a su hijo con la intención del poeta que contó su historia a todo el mundo. Esto es lo que uno busca en una obra así, curiosidades, cosas que no se saben, sobre las composiciones, el proceso de elaboración, la grabación, relación con los fans, etc. En definitiva, lo que no cuentan las canciones.
   Hay un capítulo dedicado a cada miembro, actual y pasado, revelando muchos detalles. Incluso el gato de Los Suaves tiene su protagonismo y por supuesto los seguidores, y es que ellos son los que han sujetado al conjunto aunque estuviera en horas bajas. Pocos públicos son capaces de cantar todos los temas al completo aunque su frontman no se los sepa. Esto es algo que yo nunca he comprendido ni defendido, al contrario, me ha parecido una gran falta de respeto. Por mucho que diga Charli “si pudiera, después de cada concierto iría a la puerta para dar un abrazo a todo aquel que vino a vernos”, creo que no se puede cobrar al personal para luego asistir a un karaoke.
   El corazón del volumen es, sin lugar a dudas, el estudio de los textos de las canciones. Es lo que siempre les ha distinguido como una banda especial. Charli dice “Serrat, Sabina, son buenas letras pero es un coñazo su música. De repente aparecen Los Suaves con unas letras de la hostia que atrapan a la gente por esas letras y que aceptan una música dura que no aceptarían si no tuvieran esas letras y viceversa. Gente que empezó a valorar las letras, que solo escuchaban la música y de repente empezaron a escuchar las letras”. No puedo estar más de acuerdo. Es lo que cautiva de esta banda, da igual que no te guste la voz o que no te vaya el heavy, aprenderás a amar sus versos, y más cuando la evolución que han tenido es fantástica. Si comparamos “Peligrosa María” con “No Me Mires” o “El Último Metro”, se nota el sentimiento, la emoción y el crecimiento que han experimentado. Así pues, esto es lo que más destacaría de los Los Suaves y del libro, que recomiendo encarecidamente.