jueves, 24 de diciembre de 2015

ESCRIBIENDO EL DIARIO DE NOA


   Fue hace casi tres años (23-2-2013) cuando en la entrada del blog titulada “Ser Sumo Hacedor” bromeaba con la posibilidad de ser padre y crear vida. En esa ocasión me refería  al noble arte de la elaboración de cerveza. Pero hoy no me andaré por las ramas y confesaré que ya he tenido progenie.
   Ver en directo cómo esa criatura aparece es un privilegio. Es sólo un instante pero te cambia la vida. Es un punto y seguido, pero un punto rotundo, que te confirma que lo que venga será distinto y que posiblemente muchas cosas ya no vuelvan jamás.
   Da igual las veces que te lo cuenten: hasta que no lo vives, no comprendes que lo augurado era verdad. Ese chip de padre que todos llevamos instalado, no se activa totalmente hasta que llega el parto. En mi caso, recién cumplidos los 40, aún no había sentido la llamada paternal con sonoridad. Tanto mi novia como yo, nos habíamos planteado el futuro y la edad nos vino a convencer de que no era recomendable aplazar lo inevitable por más tiempo. Así pues, Noa llegó a nuestras vidas. Es evidente que mi hija era deseada, pero tanto a mi pareja como a mí nos faltaba ese “puntito” que implosionó en el momento de su alumbramiento. La emoción, el brillo en los ojos, la baba que cae… no de la niña, sino de uno mismo… es algo difícil de describir.


   A partir de entonces sabes que todo tu mundo girará alrededor suyo. ¿Cómo es posible querer tanto a una cosita que acabas de conocer?. Un mayor número de dudas que antes te asaltan, no te permiten pensar con nitidez y te asustan, pero lo que sí tienes claro es que no quieres separarte nunca de ese pequeño ser.
   Esa inseguridad contrasta con el apoyo familiar y las amistades que te respaldan más que nunca. Es ahora cuando toca relatar la gran sorpresa que me prepararon los segundos: Hace unas semanas salí a tomar algo con el grupo de camaradas y nos juntamos en “La Cervecería” del polígono industrial de Toledo, o “el bar de Santi”, como decimos los parroquianos refiriéndonos a su dueño. Santi es simpático, acogedor y siempre nos ha tratado como mucho más que simples clientes. Ya son bastantes años compartiendo con él anécdotas y experiencias los viernes por la noche. Pues bien, tras las felicitaciones pertinentes por mi recién adquirida paternidad, nos animamos a pedir la nueva modalidad de cerveza de los chicos de Speranto, llamada Birdo. Puede que fuera por la escasez de luz en la terraza o por la agradable charla, pero tardé en fijarme en la etiqueta de la botella que nos sirvieron. Además, me puse primero a leer las características de la misma para desesperación de los colegas, que observaban con impaciencia mi rostro para asistir a mi reacción: aquella bebida respondía al nombre de NOA. La imagen de una pequeñaja subida a la rama de un árbol y la fecha de nacimiento corroboraron que no eran imaginaciones mías y que aquella cerveza estaba dedicada a mi niña. 




   - “¿Te gusta?, pues tienes una caja dentro esperándote”, dijo Santi. - Tardé en recobrar la conciencia y agradecer tamaño detalle. Hay regalos que te hacen ilusión en la vida pero muchos de ellos se pueden comprar con dinero. Así pues, todo el que posea una cantidad de pasta puede quedar bien adquiriendo algo caro. Sin embargo, el peculio no garantiza el éxito cuando agasajas a alguien. Así pues, el libro encuadernado con las fotos de mi vida que me obsequió mi hermana Mária, la copa de Judas que faltaba en mi colección y que Carlos se molestó en buscar, el billete de lotería con la fecha de nacimiento de Noa que me regalaron Kike y Arancha o los libros de “La Fuga de Colditz” que siempre estaban descatalogados y que Justo encontró en su edición original, son presentes de amigos que piensan en un momento determinado en ti, y no obligatoriamente cuando es tu cumpleaños y hay que regalar algo por compromiso. Por ello, que a Santi se le ocurriera hablar con los artesanos de Speranto para separar una remesa de birras y personalizarla con el nombre de mi primogénita, es algo que no tiene precio para un gran aficionado a la cerveza como soy yo. Estos gestos son los que te hacen sentir querido y especial, los que te hacen valorar una vez más la suerte que tienes de estar rodeado de gente que merece la pena.
   También debo ser agradecido con los detalles que muchos otros compañeros de viaje me han hecho llegar, con toda la ilusión del mundo. Destaco el de la cerveza porque no todos los días te puedes encontrar con algo así.
   Intentando ser objetivo diré que la bebida me supo a gloria. Es una Session IPA: suave pero con gran sabor, aroma embriagador y envolvente, y mucho cuerpo, algo también propio del estilo. Soy un auténtico fan de las IPA en general, pero reconozco que de primeras generaron rechazo en mi paladar. Con el tiempo he aprendido a apreciarlas y venerarlas. Quien quiera probarla, que sepa que es exactamente la misma que la que se vende con el nombre de Birdo.
   Administraré los ejemplares de NOAs lo mejor que pueda, ofreciéndola sólo en momentos muy señalados y a personas merecedoras de ello.
   El futuro está, ahora más que nunca, lleno de incertidumbres y desafíos que pondrán a prueba mis capacidades para sobrellevar problemas. Espero salir airoso. Lo que tengo claro es que si amigos como los que tengo no se cansan de apoyarme, nunca me faltarán fuerzas para enfrentarme a lo que dioses y demonios me tengan reservado.

   Para Santi &Friends

 
   No he subido ni una foto de mi enana a internet y lo he hecho a propósito, evitando las tentaciones de Facebook y redes sociales similares. Esta será la primera, la excepción a la regla que me he impuesto para salvaguardar su imagen. El motivo es justificado: a la izquierda poso con mi madre hace 40 años. A la derecha, mi hija Noa con el mismo pijama que lucía yo y que ha estado intacto en un cajón esperando un momento tan singular como este (la ropa de la abuela y el dormitorio también son de los años 70).