domingo, 9 de diciembre de 2012

DOMINUS DOMUS

   Aprovechando la reciente inauguración de la nueva fábrica de cerveza Domus en el Polígono Industrial de Toledo, rescato del fondo de un cajón olvidado esta crónica de la visita que hice a la primera Brewery en el barrio de Santa Bárbara. ¡Suerte con la nueva andadura!:

DOMINUS DOMUS:

   Lunes, 28 de diciembre de 2009, día de los inocentes. Por la mañana fui a trabajar y por la tarde Justo presentó un plan insólito:
   - ¿Os apetece visitar la fábrica de cerveza Domus y luego tomar sus variedades en mi casa?.
   No era ninguna inocentada, así que ante tan apetecible invitación no pude negarme. Tampoco Carlos, Alberto, ni siquiera Edu y Chema, que dadas las fechas navideñas pudieron apuntarse a la iniciativa, a pesar de ser al principio de la semana laboral. Incluso Casto (dueño del mítico Aljibe) y su mujer, a los que hacía mucho que no veíamos, se añadieron a la comitiva.
   Creo que fue sobre las seis de la tarde cuando nos dimos cita en la calle Puerto 48 del barrio de Santa Bárbara. La fábrica de cerveza Domus lleva funcionando alrededor de un año; nacida en tiempos de crisis y puesta en marcha por un profesor de químicas de instituto, siempre aficionado al rubio elixir. De nombre Fernando, se arriesgó a poner en marcha un proyecto un poco de locos, como era crear la primera cerveza autóctona de Toledo. (Actualmente, diciembre de 2012, existen en la provincia nombres como Sagra o Burro de Sancho, pero en 2008 había que ser muy emprendedor para aventurarse en el mundo de la birra en la ciudad imperial).
   Llevaba tiempo oyendo hablar de la Domus, pero aun no había tenido ocasión de probarla hasta el día de hoy.


   Fernando es un tipo joven, con solo algún año más que nosotros, simpático y con ganas de transmitir esa afición por la cerveza.
   El recinto que le sirve de guarida no es muy grande, ocupa algo menos de 120 metros cuadrados, pero está muy bien aprovechado y hay mucho que ver. En poco espacio se aglomera una fábrica artesanal, con todas las letras de la palabra. Mientras el dueño nos explica, vamos siendo partícipes del proceso de creación-nacimiento del jugo de cebada que tanto nos hace disfrutar en la vida: la disposición del grano en las tolvas, la mezcla con la levadura y el agua, el tiempo de fermentación, la temperatura, etc. Incluso el lavado y esterilización de las botellas, el etiquetado y demás pormenores necesarios para su comercialización. Algunas tareas como la reutilización de las botellas, cierre con chapa y pegado de etiqueta son manuales, una a una, aunque algunos inventos ingeniosos (como la herramienta para lavar seis envases a la vez) les hace ganar tiempo.
   Fernando también nos da información sobre los distintos problemas que hubo de solventar sobre la marcha, como los vidrios a usar en el embotellado y su grosor para evitar explosiones; la evacuación de gases tóxicos, las medidas para reducir el ruido y la contaminación que pudieran afectar a los vecinos, etc. Especialmente graciosas fueron la anécdotas sobre los experimentos acaecidos en su domicilio antes de poner en marcha la fábrica: pruebas variadas, explosiones y demás sirvieron para elogiar la paciencia de su esposa, que más de una vez llegó a casa y la encontró llena de humo.
   Fernando lleva de vez en cuando a sus alumnos a la fábrica para lecciones prácticas de química. Los chicos se dan cuenta de que las fórmulas que les enseña, ¡oh, sorpresa!, ¡sirven para algo!, jejeje.
   Justo le pregunta por la Barleys, aquella cerveza que servían en el local de Buenavista durante un tiempo y que nos gustaba bastante. Parece ser que era él quien la proporcionaba, eso sí, aún sin las instalaciones actuales, con menos medios y todavía en fase de experimentación. De ahí que el sabor de algunas remesas fuera muy diferente al de otras.
   Al terminar la ronda por el local, hubo una segunda vuelta con los visitantes rezagados, entre los que se incluía Carlos, mientras los demás degustábamos la Domus Regia y hacíamos cábalas del género a comprar.
   Puede que en un futuro la Domus crezca y deje de ser tan artesanal, se amplíen las instalaciones, actualicen la tecnología a usar, mecanicen el 100% del proyecto y pase lo de siempre: a mayor cantidad de producto, menor calidad. Mientras eso no ocurra, habrá que poner en práctica eso de Carpe Diem.
   Esa tarde seguimos la degustación en casa de Justo donde añadimos a la cata la variedad llamada Domus Summa.
Opinión personal:
-          Domus Regia: 4’3 % de alcohol. No sirve como caña convencional, ni como cerveza bien fría para quitar la sed. Es una bebida para tomas reposadas, para disfrutar de sus matices en tragos cortos y duraderos. La aconsejaría incluso para comer. La veo con salida en un mercado saturado de cervezas pilsen y lager muy parecidas. Domus Regia marca la diferencia frente a lo convencional, a lo que nos suena o, mejor dicho, a lo que nos “sabe de algo”.
-          Domus Summa: 7’2 % de alcohol. Sabor intenso y duradero. Muy rica, pero quizá más usual, pues me recuerda a otras birras alemanas y belgas similares. Eso sí, gana con los tragos y el fuerte sabor del principio se hace más agradable después.

              Accede a la web oficial de la marca

   Por fin encontré algo en lo que gastar mi dinero de forma responsable: beber cerveza siempre fue un hobby, un vicio y una necesidad, pero es que además, ayudo a que una pyme avance en el difícil mercado actual. También pongo mi granito de arena para mejorar la economía toledana y ayudar a que el sector empresarial del país salga adelante. ¡Todo ventajas!, ¿alguien se apunta?.