Santibáñez de Esgueva, el pueblo de mi madre en Burgos, perdió en 2011 a
uno de sus emblemas característicos y diferenciadores: el roble del Alto de
Santiago. Era un árbol majestuoso, grande y simbólico que, a pesar de su
vetusto estado, seguía siendo un emblema para muchos de los que visitamos el
pueblo desde críos y que siempre lo hemos visto altivo en su cumbre.
Hasta
principios de los años 90 no estaba solo, pues otro homónimo centenario hacía
de compañero en el Alto. Por desgracia, un rayo acabó con él: fuerza mayor que
podía haber sufrido el protagonista del que hablo. Pero no, sus magnas y
deformes ramas, unido al paso de los siglos y a su corteza estéril, hicieron
que acabara desbordado por su peso y quebrara.
Mi
amigo Kike, con el beneplácito del Ayuntamiento, tuvo la idea de hacer un
pequeño homenaje, para lo cual me encargó que escribiera unas líneas. Redacté
un breve poema que, junto con unas fotos, sirvió de contenido para un cuadro
que, actualmente, decora las estancias de la casa consistorial.
Por
eso cuando me enteré del II Concurso Mundial de Ecopoesía 2012, convocado por
la Unión Mundial de Poetas por la Vida Poetas Univa (dentro del IV Festival
Mundial de Ecopoesía), pensé que ya tenía el trabajo hecho y no perdía nada por
participar.
Al
final, de los 381 poemas presentados, han sido seleccionados 100 para su publicación
en un libro internacional. El mío está entre los agraciados, lo cual me
sorprende, ya que está escrito con el sentimiento del niño que creció
observando el árbol y que no genera la misma sensación para los que nunca
estuvieron en mi pueblo. Por ello y, porque su calidad literaria es modesta, me
congratula que esté en el puesto 73, ya sea por haber superado 308 o,
simplemente, por estar entre los 100 elegidos para ser publicado:
Tengo
que dedicar, sin excusa, esta distinción al pueblo de Santibáñez de Esgueva, a
los amigos del mismo, a la familia y, por supuesto, a mi abuela Juliana.
¡Enhorabuena! Deseando de leer el libro... :)
ResponderEliminar¡Enhorabuena! No te sorprendas de haber conseguido estar entre los 100 primeros. Eso demuestra que con tu poema has conseguido que los que no conozcan ese arbol sintieran su perdida igual que tu. Yo también estoy desando leerlo.
ResponderEliminarUn abrazo
Los dos robles. Nuestras torres gemelas. Símbolos de recias costumbres partidas por un rayo. No es mundo de ortodoxos.
ResponderEliminarA ver ese libro....firmado, no?
Para un gran arbol un gran escritor.. durante el resto de nuestra vida en ese hueco vacio seguiremos viendo una silueta imaginaria..tardes etilicas a la sombra de un emblema..
ResponderEliminarMe alegro wein!!
Muchas gracias a todos, ahora los matusalenes no sabrán igual... ya os avisaré de la fecha de publicación.
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