Hoy
voy a hablar de unos libros que versan sobre dos de mis bandas favoritas de
todos los tiempos. La de sal (decepción) me la ha dado LA FRONTERA, y la de
canela (sorpresa) ha sido gracias a LOS SUAVES.
LA
FRONTERA: Palabras de Fuego
Autor: Sergui Guillén
Barrantes
Editorial: Quarentena
Ediciones
Año: 2014
Valoración: 5/10
Temática: Musical
El periodista y seguidor de La Frontera,
Sergui Guillén, refleja en este trabajo el contenido de varias charlas
sucesivas con el líder y fundador Javier Andreu.
Esta
obra se queda escasa, muy, muy escasa para un grupo que tiene más de treinta
años de andadura. Más bien parece una entrevista larga que las memorias completas
de una banda mítica. Hubiera preferido el relato de alguien ajeno (o no) a La
Frontera, pero que contara toda la historia detallada, o interviús a todos
los miembros que han pasado por el conjunto, haciendo hincapié por supuesto en
Toni Marmota y Javier Andreu, además de preguntar a coetáneos de la época,
pasados y presentes, productores, amigos, etc.
En
la página 13 parece que el autor me da la razón, ya que reconoce que de manera improvisada,
una charla se convirtió en varias quedadas para completar un libro.
Faltan
anécdotas, sobretodo con la cantidad de personajes que se han cruzado en la
vida de Javier (Santiago Auserón, Loquillo, Nacho García Vega, Calamaro, Coque
Malla, Mariskal Romero, etc.) a los que apenas les dedica unas palabras por
encima.
Igual
ocurre con el resto de componentes que han pasado por las filas de la banda,
muchos de los cuales son mencionados de pasada. Ni siquiera queda clara la
salida de Quino Maqueda. No digo que haya que sacar los trapos sucios (aunque
eso siempre da mucho morbo y garantiza promoción y ventas), pero qué menos que
detallar momentos clave en la historia de La Frontera.
Cuando
Javier empieza a contar cosas interesantes, acaba el capítulo o cambian de
tema.
Siendo
honesto, unas charlas con Javier, aunque sean sólo con él y breves, aportan
anécdotas y curiosidades que merecen mucho la pena, aunque el resultado final
pudiera haber sido épico. Me gustan mucho las aventuras que viven en los
estudios de Ibiza grabando disco, usando túneles que tienen un reberb natural
(algo que nunca había imaginado) o explicando la importancia de un corte en los
acetatos para fabricar los vinilos, ya que según fuera más o menos grueso,
influía en los sonidos graves y agudos.
Por
lo menos el título no engaña a nadie, dejando bien claro que nos encontraremos
con “conversaciones con Javier Andreu”.
En
fin, estamos ante una crónica de un grupo de rock’n’roll vaquero, único y
original en nuestro país, que se queda muy corta y nunca llega a despegar. Creo
que este volumen no hace justicia a la obra de una banda tan destacada del panorama patrio.
LOS SUAVES: Mi Casa
es el Rock’N’Roll
Autor: Javier
Domínguez Álvarez
Editorial: Extramuros
/ CGA
Año: 2014
Valoración: 8’5/10
Temática: Musical
La canela nos la da Javier Domínguez Álvarez
con un libro sobre Los Suaves que tiene una presentación estupenda, muy cuidada,
con hojas grandes, un buen montón de imágenes de calidad en papel de
fotografía, memorabilia, recortes de prensa, púas, entradas de conciertos, etc.
El responsable de esto en gran medida es el ilustrador Adrián Morgade
Valcárcel. La pega es que ¡pesa un huevo!. A los que nos gusta leer en la cama
boca-arriba se hace complicado sujetar este tomo sin que los brazos cedan.
El autor es el hermano de los componentes
Yosi y Charli, que fue fundador y batería de la banda. Esto conlleva
ventajas e inconvenientes. Que sea alguien tan cercano quien relata la
historia de este gran grupo quita credibilidad a lo contado, ya que
califica cada disco y cada concierto como espectacular, memorable o insuperable.
Pero por otro lado, narra como espectador privilegiado lo que ha vivido estos
años desde primera y segunda fila, sin pasar por alto algunos problemas
serios como los vicios de Yosi o su falta de profesionalidad al dar conciertos
en un estado lamentable, dificultades por otra parte obvias, muy complicadas
de ocultar.
Me gusta que el responsable de esta obra sea sincero y hable
sin tapujos de temas tan delicados o que reconozca que a muchas canciones les
sobran solos o minutaje, estirándose hasta el sopor. Por ejemplo, una de las
que se hace más difícil de escuchar es “La Noche se Muere” de 19 minutos
de duración, de los cuales 16 son solos de guitarra. La idea era premiar
con este instrumento a quién reconociera el orden en el que grabaron los
“hachas” invitados. Queda bien claro que es prácticamente imposible identificar
de quién es cada intervención, ya que los músicos se picaron y antepusieron la
rapidez a la personalidad y estilo. Hoy en día, apenas soy capaz de distinguir cuando
toca Jero o Manuel Arias.
Sin embargo, hay momentos en los que el
autor se contradice, por ejemplo, en este párrafo menciona que “se consumían
todo tipo de sustancias… se bebía de forma bastante adulta en las
circunstancias más normales, es decir, sin trabajo de por medio u otra
responsabilidad seria”. Pero desde que la banda empieza tocar, queda claro que
Charli está casado, con cuatro hijos y trabaja en una tienda por el día y en la
radio por la noche. Yosi también tiene mujer, hijo y curra de funcionario,
así que me resulta sorprendente que todo esto no se consideren
“responsabilidades serias”. También es curioso
que se hable sin reservas de las chicas que se levantaban entre hermanos y las
broncas que tenían por ello, estando casados, como ya he dicho.
Otro punto positivo es que el libro desgrana
la historia al completo del grupo, desde los inicios hasta el disco “Adiós,
Adiós” contando una buena cantidad de detalles y anécdotas interesantes.
Destacaría por divertida cuando coincidieron en el mismo estudio con unas
monjas grabando música coral, que se interesaron por las guitarras eléctricas y
se llevaron camisetas del gato puestas debajo del hábito. Y por emotiva, cuando
se encuentran en un tren con la madre del protagonista de la canción “Ourense-Bosnia”,
quedando Yosi muy impactado por esta escena en la que se mezcla el sentimiento
de la madre que pierde a su hijo con la intención del poeta que contó su historia a todo
el mundo. Esto es lo que uno busca en una obra así, curiosidades, cosas que no
se saben, sobre las composiciones, el proceso de elaboración, la grabación,
relación con los fans, etc. En definitiva, lo que no cuentan las canciones.
Hay un capítulo dedicado a cada miembro,
actual y pasado, revelando muchos detalles. Incluso el gato de Los Suaves
tiene su protagonismo y por supuesto los seguidores, y es que ellos son los que
han sujetado al conjunto aunque estuviera en horas bajas. Pocos públicos son
capaces de cantar todos los temas al completo aunque su frontman
no se los sepa. Esto es algo que yo nunca he comprendido ni defendido, al
contrario, me ha parecido una gran falta de respeto. Por mucho que diga Charli
“si pudiera, después de cada concierto iría a la puerta para dar un abrazo a
todo aquel que vino a vernos”, creo que no se puede cobrar al personal para
luego asistir a un karaoke.
El corazón del volumen es, sin lugar a
dudas, el estudio de los textos de las canciones. Es lo que siempre les
ha distinguido como una banda especial. Charli dice “Serrat, Sabina, son buenas
letras pero es un coñazo su música. De repente aparecen Los Suaves con unas
letras de la hostia que atrapan a la gente por esas letras y que aceptan una
música dura que no aceptarían si no tuvieran esas letras y viceversa. Gente que
empezó a valorar las letras, que solo escuchaban la música y de repente
empezaron a escuchar las letras”. No puedo estar más de acuerdo. Es lo que
cautiva de esta banda, da igual que no te guste la voz o que no te vaya el
heavy, aprenderás a amar sus versos, y más cuando la evolución que han tenido
es fantástica. Si comparamos “Peligrosa María” con “No Me Mires” o “El Último
Metro”, se nota el sentimiento, la emoción y el crecimiento que han experimentado. Así pues, esto es lo que más destacaría de los Los Suaves y
del libro, que recomiendo encarecidamente.